Declaración Bioética de Gijón
I Congreso Mundial de Bioética
(Gijón, España, 2000)
Al final del Congreso Mundial de Bioética (Gijón, España, 20-24 junio 2000), el Comité Científico* de la
Sociedad Internacional de Bioética (SIBI) insiste en que la ciencia y la tecnología deben tomar en consideración
el interés general.
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Considerando
la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas el 10 de diciembre de 1948,
la Declaración Universal de la UNESCO sobre el Genoma Humano y los Derechos del Hombre del 11 de
noviembre de 1997,
la Convención de Asturias de los Derechos Humanos y la Biomedicina del Consejo de Europa del 4 de abril
de 1997.
Conscientes de los rápidos progresos de la biología y la medicina, de la imperiosa necesidad de asegurar el
respeto de los derechos humanos y del peligro que las desviaciones de estos progresos podría significar para los
derechos humanos.
Afirmando que corresponde a la Bioética aclarar la opinión sobre las consecuencias de todo tipo de los avances
científicos y técnicos,
el COMITÉ CIENTIFICO hace las siguientes observaciones y recomendaciones:
Las biociencias y sus tecnologías deben servir al bienestar de la Humanidad, al desarrollo sostenible de
todos los países, a la paz mundial y a la protección y conservación de la naturaleza.
Ello implica que los países desarrollados deben compartir los beneficios de las biociencias y de sus tecnologías
con los habitantes de las zonas menos favorecidas del planeta y servir al bienestar de cada ser humano.
Una importante tarea de la Bioética, que constituye una actividad pluridisciplinar, es armonizar el uso de las
ciencias biomédicas y sus tecnologías con los derechos humanos, en relación con los valores y principios éticos
proclamados en las Declaraciones y la Convención antes mencionadas, en cuanto que constituyen un importante
primer paso para la protección del ser humano.
La enseñanza de la Bioética debería incorporarse al sistema educativo y ser objeto de textos comprensibles y
rigurosos.
Todos los miembros de la sociedad han de recibir una información general, adecuada y accesible sobre la
utilización de los avances científicos, las biotecnologías y sus productos.
Se debe propiciar y estimular el debate especializado y público a fin de orientar las opiniones, las actitudes y
las propuestas. El debate implicará de manera interactiva a los expertos de las distintas disciplinas y a los ciudadanos
de diversos ámbitos, así como a los profesionales de los medios de comunicación.
Debe garantizarse el ejercicio de la autonomía de la persona, así como fomentarse los principios de justicia
y solidaridad. Asimismo debe respetarse la identidad y especificidad del ser humano.
Todos tienen derecho a la mejor asistencia médica posible. El paciente y su médico deben establecer conjuntamente
el marco del tratamiento. El paciente deberá expresar su consentimiento libre después de haber sido
informado de forma adecuada.
El genoma humano es patrimonio de la Humanidad, y como tal no es patentable.
Una finalidad fundamental de las técnicas de reproducción asistida es el tratamiento médico de los efectos
de la esterilidad humana y facilitar la procreación si otras terapéuticas se han descartado por inadecuadas o
ineficaces. Estas técnicas podrán utilizarse también para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades de origen
hereditario, así como en la investigación autorizada.
La creación de individuos humanos genéticamente idénticos por clonación debe prohibirse.
La utilización de células troncales con fines terapéuticos debe permitirse siempre que la obtención de esas células
no implique la destrucción de embriones.
La investigación y experimentación en seres humanos deben ser realizadas armonizando la libertad de la ciencia
y el respeto de la dignidad humana, previa aprobación por parte de comités éticos independientes. Los sujetos
de los ensayos deberán otorgar su consentimiento libre y plenamente informado.
Los productos alimenticios genéticamente transformados deben comportar la prueba, de acuerdo con el
conocimiento científico del momento, de que no son perjudiciales para la salud humana y la naturaleza, y se
elaborarán y ofertarán en el mercado con los requisitos previos de información, precaución, seguridad y calidad.
Las biotecnologías deben inspirarse en el principio de precaución.
Debe prohibirse el comercio de órganos humanos. Debe continuarse la investigación sobre los xenotransplantes
antes de que se inicien ensayos clínicos con seres humanos.
El debate ético sobre el final de la vida debe proseguir, con el fin de profundizar en el análisis de las diferentes
concepciones éticas y culturales en éste ámbito y de analizar las vías para su armonización.
A fin de promover un lenguaje universal para la Bioética, deberá hacerse un esfuerzo por armonizar y unificar
los conceptos que tienen actualmente terminologías diferentes. El acuerdo en este ámbito se hace indispensable
desde el respeto a las identidades socioculturales.
En Gijón (España), 24 de Junio de 2000
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MIEMBROS DEL COMITÉ CIENTÍFICO DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL DE BIOETICA (SIBI),
AUTORES DE LA DECLARACIÓN BIOÉTICA DE GIJÓN
Marcelo Palacios (España).Médico. Fundador de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI) y Presidente del
Comité Científico .
Agni Vlavianos-Arvanitis (Grecia) Presidenta Fundadora de la Organización Biopolítica Internacional. Vicepresidenta
de la SIBI
Rev. Maurice Dooley (Irlanda) Representante de la Santa Sede
Jean Michaud (Francia). Vicepresidente del Comité Nacional para las Ciencias de la Vida y la Salud. París
José Egozcue Cuixart (España). Catedrático de Biología Celular. Universidad Autonoma Barcelona
Santiago Grisolía (España).Profesor y Presidente de la Fundación Valenciana de Estudios e Investigaciones
Avanzadas
Amos Shapira (Israel).Catedrático de Derecho y Etica Biomédica. Universidad de Tel Aviv
Carlos Mª Romeo Casabona (España). Catedrático, Director de la Cátedra de Derecho y Genoma Humano. Universidad
de Deusto
Erwin Deutsch (Alemania). Catedrático, Director del Instituto Médico y Farmacéutico de la Universidad de
Gotinga
Santiago Dexeus (España). Profesor. Director del Instituto Universitario Dexeus. Barcelona
Guido Gerin (Italia).Presidente del Instituto Internacional de Estudios de los Derechos del Hombre. Trieste
Juan Ramón Lacadena (España). Catedrático de Genética. Facultad de Biología. Universidad Complutense
Madrid
Margarita Salas (España).Profesora del Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa”. Universidad Autónoma
de Madrid
Alain Pompidou (Francia).Profesor de Biología en la Universidad René Descartes. París
Victoria Camps (España).Catedrática de Etica de la Universidad Autónoma Barcelona
Erwin Bernat (Austria).Profesor del Instituto de Derecho Público. Universidad de Graz
Luis Martínez Roldán (España). Catedrático de Filosofía del Derecho. Universidad Oviedo. Secretario de la
SIBI.
Paula Martinho da Silva (Portugal).Miembro del Consejo Nacional de Etica para las Ciencias de la Vida
Jesús A. Fernández Suárez (España).Profesor Titular de Filosofía del Derecho. Universidad de Oviedo_'20las mismas características,
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